Sentimiento petrificado,
congelado en el pasado.
Audaz cicatriz que adormece las emociones.
Rompiendo esquemas de lo que es perfecto
y lo que debe ser.
Cuando te aferras a una emoción
es como si te cortaras las venas.
No pasa sangre al corazón y piensas con todo
menos con la cabeza.
Duele ver en un espejo la dualidad tan marcada,
un angel y un demonio,
un pasado y un presente.
Amor y odio,
pasión y tortura,
lágrimas y risas.
Una combinación que daña,
lastima y corrompe las ilusiones.
Un momento a la vez atraviesa mi mente,
se oxidan las mariposas y un gato me muerde.
Si mis heridas sanaran podría llegar al otro mundo,
pasiva y felíz,
fuerte y renovada.
No caí para ser de nuevo aplastada,
no me levante para ser otra vez empujada.
No pretendo usar una máscara,
ya quiero quitarme ésta pesada armadura.
Puedo usar una espada y proteger dos corazones,
pero si no hay alma entonces no puedo usarla.
Miseria.
Miserable entre los miserables.
El llanto que quema se esparse en las lagunas.
La hierba que baila al viento se desespera.
¿Y ahora que queda?
Sólo mirar por la ventana del marco dibujado
en espera de una esperanza que sea capaz de cambiar
éstas líneas por otras que siempre he esperado escribir.
Por Luggena K.
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